Todos somos
conocedores de alguna obra de construcción donde el sistema de vigilancia ha sido “adjudicado” a grupos mafiosos que extorsionan a los constructores para encargarse ellos de la “seguridad” de la obra.Esto no es nuevo. Pero si alarmantemente creciente. De hecho cuesta ver una nueva obra donde no figure la marca de la mafia del carro. Vallas y alambradas enseñan provocativamente la arrogante verdad: ellos son los amos en nuestra ciudad y se enseñorean y vanaglorian de ello. Hasta tal punto que el emblema gitano del carro adoptado por estos grupos mafiosos figura en vallas de obras de nuestro ayuntamiento y de la Generalitat de Cataluña. ¿Cómo es esto posible? ¿Hasta tal punto llega la desidia y la dejadez ante estas practica mafiosas? Puedo entender a un empresario que para no tener problemas y por poco dinero al mes –al lado de los que vale un piso, minucias- se dote de una seudoempresa de seguridad –algunas están legalizadas, aunque no facturan-. Contratar una empresa legal no mafiosa cuesta como mínimo el triple. Y aquí está la madre del cordero, si el mismo empresario prefiere ahorrarse unos dinerillos contratando a mafiosos, no solucionamos nada. Si no hay denuncias no hay situación ilegal. La mafia actúa así.
Lo más grave de todo este tinglado es que la administración –ayuntamiento, Generalitat…- entren en el juego mafioso. ¿También por ahorrarse unos euros? Es inadmisible e intolerable.
La administración pública tiene que combatir la delincuencia organizada, no favorecerla.
Existe detrás de esto un grave problema de fondo y es que ¿quien nos dice que esto no sea el principio de un incremento hacia otros sectores económicos badalonins? ¿O quizás ya esta ocurriendo y no ha salido a la luz pública?Hacemos un llamamiento a los insensatos de la administración que favorecen los intereses delictivos a cortar inmediatamente por lo sano. ¡Ya! Mañana mismo o el futuro puede ser de los señores de la extorsión que pueden ir haciéndose fuertes y crecer en “requerimientos a toda la ciudadanía”
Badalona es una de las ciudadades donde más impuestos se paga de todo el Estado. Y nuestras instituciones están favoreciendo que esos impuestos crezcan, aunque esta vez no para el erario público ni para el bienestar social.
No queremos una “Badalona town”.
El pais.es
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